Condromalacia: Convierte el dolor en tu fuerza

Para hablar de la condromalacia, primero es importante entender qué es el cartílago. El cartílago es un tejido conectivo que se caracteriza por ser fuerte y flexible. Se encuentra en los extremos de los huesos y cumple funciones, como amortiguar las cargas durante el movimiento y facilitar un deslizamiento articular fluido. Además, al no contar con vasos sanguíneos, su capacidad de regeneración o cicatrización es muy limitada.

¿Por qué es importante aclarar esto?

Porque la condromalacia puede afectar cualquier cartílago del cuerpo, aunque la forma más frecuente es la condromalacia patelar( Rodilla). En esta condición, el cartílago articular atraviesa un proceso de reblandecimiento y degeneración progresiva. Como consecuencia, pierde su consistencia, aparecen micro fisuras y se ve comprometida su capacidad de resistir y distribuir las cargas de manera adecuada.

Cuando el cartílago deja de cumplir esta función, la carga se distribuye de forma desigual sobre la articulación, lo que aumenta el estrés en ciertas zonas y persiste un ciclo de daño y deterioro.

Y aquí surge la pregunta:

¿La rodilla duele porque no se distribuye bien la carga y aumenta el estrés articular?

La respuesta es que, en parte, ¡sí! Pero hay un detalle importante: el cartílago, además de no tener vasos sanguíneos, tampoco tiene terminaciones nerviosas. Es decir, el cartílago en sí mismo no puede doler.

Entonces, ¿de dónde proviene el dolor?

Dependerá del grado de condromalacia en el que te encuentres:

Grado 1: el cartílago está blando y presenta edema.

Grado 2: comienzan a aparecer algunas fisuras y menos del 50% del cartílago está comprometido.

Grado 3: las fisuras son más profundas y el daño puede superar el 50% del cartílago.

Grado 4: el cartílago está muy dañado, incluso puede estar expuesto el hueso; es la fase más avanzada.

A medida que el cartílago se degenera, pequeños fragmentos pueden desprenderse dentro de la articulación, actuando como “cuerpos extraños” que provocan sinovitis, la verdadera fuente de dolor. Si esta inflamación no se controla y persiste la sobrecarga mecánica, puede aparecer un derrame articular (acumulación de
líquido) y, con el tiempo, avanzar hacia artrosis de la rodilla.

¡Suena un poco mal!, ¿verdad? Pero aquí entra en juego otra estructura
que es mi favorita “El sistema muscular”.Y es que los músculos no solo nos permiten movernos; son clave para nuestra salud osteomuscular. Son la base para prevenir, aliviar y solucionar muchos de nuestros dolores y lesiones.

¿Cómo ayudan los músculos en la condromalacia?

  • Su contracción genera una compresión controlada de la articulación, manteniendo la rótula centrada.
  • El movimiento muscular mejora el flujo del líquido sinovial, que lubrica la articulación, nutre el cartílago y elimina desechos.
  • Absorben parte de la fuerza, disminuyendo la presión sobre el hueso y el cartílago.
  • Reducen la fricción, lo que disminuye micro lesiones y la liberación de mediadores inflamatorios, ayudando a controlar la inflamación y el dolor.

 

En pocas palabras, y como siempre les digo a mis pacientes, el músculo es un protector activo del cartílago, mientras que los ligamentos y huesos son estructuras pasivas que solo resisten la carga.

Ahora bien, la fisioterapia no regenera el cartílago dañado, pero sí ayuda a mejorar la función, disminuir el dolor y frenar la progresión de la condromalacia. Durante este proceso, es normal experimentar altibajos, el dolor puede mejorar mucho con la terapia, pero aparecer nuevamente durante actividades físicas intensas o cambios en la rutina. Estos altibajos reflejan que el cartílago sigue siendo vulnerable y que la fuerza, la alineación y el control motor no se consolidan de inmediato.

La constancia en los ejercicios de fortalecimiento y control es clave para minimizar estos altibajos y mantener la articulación protegida.

¿Se va a quitar la condromalacia?

  • Grados 1 y 2: con buena fisioterapia, manejo de cargas y mejora en la fuerza muscular, muchos pacientes quedan prácticamente asintomáticos y pueden volver a correr, saltar y jugar sin dolor.
  • Grados 3 y 4: la fisioterapia mejora significativamente la función y el dolor, pero no regenera todo el cartílago. El objetivo es controlar los síntomas, mejorar la calidad de vida y prevenir un mayor deterioro.

Mi recomendación final para la condromalacia es mantener un nivel de actividad física constante que te permita cuidar tu rodilla, manejar los síntomas y seguir llevando una vida activa y funcional.

Maria Camila Ramirez Palacio

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